Diariamente vemos que nuestros hijos crecen muy rápido y pasan por muchos cambios generacionales, ¿somos padres conscientes de esto?. Los jóvenes de ahora cada día se hacen más adictos a las pantallas y videojuegos, no quieren relacionarse con otros, tienden a aislarse en su habitación y cuando tienen un problema, muchas veces no saben cómo resolverlo. Es importante tener en cuenta que este tipo de comportamiento viene de un efecto post pandemia, en el que estuvieron casi 2 años encerrados en el hogar y su influencia principal eran las clases en línea, videojuegos y las redes sociales. Pasaron de ser niños a ser adolescentes en un mundo donde las relaciones interpersonales se limitaron y las rutinas de vida dieron un giro de 180 grados.
Escuchando algunos adolescentes me comentan: “mi padre no me escucha”, “no toman mi opinión”, “creen que aún somos niños” ,“quieren que haga las cosas por obligación y no por responsabilidad”o “no creen en mí”. Sí, esta es la realidad de cómo se sienten muchos adolescentes hoy en día, no se sienten escuchados o valorados y, por consecuencia, lo primero que hacen es encerrarse, en su cuarto o en su propia mundo, para evitar cualquier contacto con el mundo exterior.
Si bien es cierto, esta etapa de transacción puede ser muy difícil para algunos, sobre todo en aquellos jóvenes que presentan baja autoestima, inseguridades y miedos que no les permite continuar creciendo de forma saludable mentalmente. Sin embargo, es el momento crucial para poder aprender a auto descubrirse, a crear su identidad, y a trabajar en su inteligencia emocional para superar la etapa madurando sus pensamientos con experiencias más favorables y empáticas.
Un estudio publicado por Institute for American Values demostró que los adolescentes se comportan mejor cuando los padres están comprometidos, presentes y atentos a sus vidas. Esto da relevancia a lo importante que son las relaciones familiares, específicamente la que se tiene con papá y mamá. La investigación agrega que estos son un modulador de la conducta del joven, pero, ¿de qué manera?. Mediante la relación afectiva con el hijo, establecer una comunicación de escucha activa, permitiendo la expresión de sus ideas y opiniones válidas, y a la vez, estableciendo guía y acompañamiento para generar un pensamiento crítico en sus vidas. De esta forma, su autonomía y responsabilidad empieza a crecer en conjunto con el joven.
Asimismo, para establecer una adecuada comunicación con nuestros hijos en el periodo de la adolescencia tenemos que, como padres, dejar a un lado muchos juicios de valor que tenemos establecidos a nuestros hijos, como por ejemplo: “él/ella no piensa las cosas”, “parece niño”, “no quiere obedecer porque no le da la gana” o “le gusta manipularme”; este tipo de comentarios interfieren directamente las emociones y la forma en cómo vamos hablar y expresar nuestras ideas. Si bien es cierto, un adolescente que se siente juzgado aún sin haber podido explicar lo que sucedió en ciertas circunstancias, cerrará toda vía de comunicación o expresión emocional. Otra característica que debemos dejar de lado es suponer, ya que en muchas ocasiones debido a que tuvieron un mal comportamiento creemos fielmente que lo volverán a hacer, y si lo pensamos de esa manera, lo más seguro es que vuelva a ocurrir. Por último, debemos gestionar nuestras propias emociones, como culpa, enojo y decepción antes de abrir la comunicación, ya que esta se puede teñir de emocionalidad negativa, lo cual no será objetivo e impedirá llegar a una adecuada resolución de conflictos.
Buscar un lugar y tiempo adecuado con el adolescente y tener un espacio tranquilo para hablar permitirá dar confianza e iniciar una conversación que, si bien es cierto, en un inicio puede ser muy incómoda. Asimismo, de preferencia se debe evitar que estén presentes familiares o amigos durante estas conversaciones, puesto que el principal objetivo es establecer una relación cercana y sana con nuestros hijos, que ellos se sientan seguros y puedan hablar con tranquilidad.
Por otro lado, es importante tener una escucha activa. Esto se refiere a escuchar con nuestros oídos, y a la vez, con la vista. Los jóvenes expresan mucha más información por medio del lenguaje no verbal que por el verbal, el estar atento a sus posturas, sus expresiones faciales y a sus gestos, pueden indicarnos cómo se están sintiendo al hablar de ciertos temas. De igual forma, su lenguaje y la forma en cómo usan su vocabulario pueden ser indicio de algunos signos de alerta. Un ejemplo común es si lo observas con brazos cruzados, cabizbajo o no hacen contacto visual denota que están cerrados e inseguros de lo que quieren expresar. Por eso, es indispensable estar allí como padres para guiarlos en el camino de la vida, expresándose de una forma emotiva con comentarios como: “estoy aquí para escucharte” o “quiero comprender lo que estás viviendo”. Este tipo de palabras de aliento pueden ayudar a romper el hielo e iniciar una conversación productiva.
Otra opción de iniciar una comunicación es mediante sus gustos e intereses. Como padres, debemos dejarnos guiar por algunas cosas que le llamen la atención, como algún videojuego, series de tv o formas de vestir; estos pueden ser temas con los que se podría iniciar nuestra comunicación. Además, podemos descubrir cuáles son esas influencias que tienen, por qué les gusta cierto tipo de música, y qué tan influenciado están por ello. Debemos recordar que la adolescencia es una etapa en donde están en búsqueda de su identidad, estar ahí para ellos permitirá poder acompañarlos a entenderse, a saber no sólo lo que les gusta, sino también a comprender su personalidad y reafirmar características positivas que puedan ser de gran ayuda para la vida.
Por último, debemos validar al ser humano que es el adolescente. Esto lo logramos desde la afirmación de su sentido de vida, el propósito que deben buscar para estar aquí, describiendo sus aspectos más positivos y negativos que a la vez pueden ir mejorando y transformando para ser quien deseen ser, desde la responsabilidad y autonomía personal que posteriormente los llevará a culminar con esta etapa.